Conocemos a tres repobladores muy rocieros. Juan es un madrileño apasionado de El Rocío, tanto que tiene una peluquería en la aldea. María nunca olvidó sus orígenes, trabajó en un hospital parisino y la nostalgia la llevó de regreso a Villamanrique de la Condesa (Sevilla). Y Lucas diseña moda, que visten grandes artistas, en el taller que abrió en su pueblo onubense de Almonte.