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Criadores de galgos y músicos ganaderos
"Campechanos" visita el municipio de Carmona, en Sevilla, para conocer a un criador de galgos y colombicultor muy especial. A sus 29 años, Diego Domínguez se despierta cada día a las 5:30 de la mañana para cuidar de sus perros y sus palomas mensajeras. Actualmente, posee cinco palomares destinados tanto a la cría como al vuelo. La pasión por los galgos le viene de su bisabuelo y son una familia de auténticos galgueros. Tienen unos doce galgos a los que cada día limpian, alimentan, entrenan y cuidan. A continuación, el programa de Canal Sur Televisión se traslada hasta Jaén para conocer a Toñi Escabia. Esta vecina de Arjona es una escritora que encuentra en los olivos toda la inspiración que necesita. Enamorada de la naturaleza, según ella misma dice “el campo me llena de todas formas, me da vida, me motiva mucho”. Toñi ha crecido en una familia de agricultores y su vida, de una manera u otra, ha estado ligada siempre al campo. Es asistente de ayuda a domicilio, y los fines de semana va con su marido, su hijo y algunos amigos a recoger las aceitunas de su campo para llevarlas a la cooperativa. En Santa Olalla del Cala, en la provincia de Huelva, vive Gerardo Ortega. Este ganadero decidió hace cinco años dar un cambio radical a su vida y dejó la ciudad para irse a vivir al campo. Ahora dedica sus días a cuidar de sus cerdos y toros de lidia. Lleva todo adelante con una cuadrilla de trabajadores que para él son como su familia, y junto a ellos se encarga de hacer todo tipo de actividades: reparaciones de paredes, de caminos, poner crotales al ganado, la comida, limpieza, visitas turísticas y también lleva adelante todo el trabajo de oficina. Gerardo era actor y músico y aún tiene su propio estudio de música en el campo, que es quien le ha ayudado a encontrarse y conocerse a sí mismo. Por último, "Campechanos" visita la provincia de Córdoba para conocer a Juan Francisco Eruzo. En la localidad de Pozoblanco, este semillero hortícola lleva casi toda su vida dedicado a rescatar las semillas más tradicionales para que nunca lleguen a perderse. Todo ello realizado de la forma más artesanal y precisa posible, manteniendo la esencia de cada semilla y empleando insectos concretos para evitar el uso de químicos. De hecho, su labor es tan buena que incluso provee al Banco de Semillas de la Junta de Andalucía.