El santuario, situado en el cabezo del Conquero, es un edificio gótico-mudéjar construido en el siglo XV, aunque posteriormente ha sufrido numerosas transformaciones. Tiene un gran valor histórico al ser uno de los lugares colombinos, dado que el almirante Cristóbal Colón rezó a la Virgen de la Cinta a su vuelta de América para darle gracias por el éxito de la expedición. La misa está presidida por una pintura mural de Nuestra Señora de la Cinta, que ocupa el centro del retablo de esta iglesia y que fue restaurada tras sufrir daños durante la Guerra Civil. Además, el santuario cuenta con unas impresionantes vistas de las marismas onubenses y un conjunto de azulejos que narran la historia del lugar.