Antes de que una pareja de Triana lo entregara a los jóvenes, el flamenco se tenía por un plato prohibitivo del que sólo podían disfrutar un número muy limitado de entendidos. Lole y Manuel sacaron por primera vez este idioma de la habitación en la que estaba encerrado y enseñaron a los músicos flamencos a dominar los diccionarios de nuevas lenguas. Es natural que sus descendientes sigan comprometidos en la tarea de convertir el cante en un arte plural y democrático. En este “1001 Noches” Joaquín Petit recibe a Manuel y Alba Molina.