Mitos

Gala y Quintero debaten sobre una sociedad, la actual, muy mitómana y dominada por la fugacidad y la mediocridad.

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Antonio Gala no es ningún mito, al menos así lo considera él y se lo hace saber a Jesús Quintero. Ambos coinciden en describir nuestra sociedad como profundamente mitómana, proclive a inventar mitos cotidianos, desprovistos de la grandeza de la mitología griega o romana, y que en su mayoría nacen de la “fábrica televisiva”. Según el escritor, la pequeña pantalla obedece a dos fines: uno político y otro de carácter comercial que genera la publicidad, una estrategia que define como engañosa ya que no se dirige a la razón sino a lo emocional, generando en el ser humano la necesidad de tener y no de ser. Incide en la fugacidad de los mitos de hoy día: “Nuestra sociedad es propensa a los mitos pero cada vez son menos compartidos, menos colectivos y por tanto menos duraderos. Son casi un producto alimenticio perfectamente enlatado del que hacemos consumo o guardamos en un frigorífico”. En la entrevista fija su mirada también en la relación entre progreso y tecnología, en el vacío de la posmodernidad, el aumento de la mediocridad y la falta de metas lejanas, o la soledad del éxito. Al final de “Trece Noches” responde tajante a la pregunta de Quintero sobre si un hombre inteligente y libre puede vivir sin mitos: “Sí, pero le costará mucho trabajo porque la independencia y la inteligencia padecen violencia al encontrarse en soledad, al sentirse fuera del rebaño... Puede vivir sin las pequeños mitos pero no sin los grandes porque los hizo el hombre para el hombre y poder vivir así en la naturaleza".